Hoy se recuerdan 44 años del asesinato de Estado que
se cometió en la plaza de las tres culturas en Tlatelolco contra jóvenes
estudiantes que propugnaban por derechos civiles y políticos que hoy gozamos.
El movimiento estudiantil atacado aquel 2 de octubre, no
termino con la matanza de estudiantes, obreros y padres y madres de los
participantes en ese acto, por el contrario se transformó y evolucionó.
Que varios de sus integrantes hayan sido asesinados,
desaparecidos y encarcelados no fue el fin de ese movimiento ni de sus causas,
varios de esos estudiantes regresaron años después a la lucha social, civil y
política, y lo hicieron desde diversas trincheras.
Aun cuando han pasado 44 años de aquel acto de
violencia estatal, hay quienes siguen pensando que el movimiento estudiantil no
trabajo beneficios civiles. Es más siguen pensando que el movimiento trataba de
desestabilizar al país.
Ese mismo mito se vuelve a repetir más de cuatro décadas
después con el movimiento YoSoy132. El script vuelve a ser el mismo
coincidentemente ahora que regresa el pasado corrupto a Los Pinos. Son los
enemigos de la nación, los que quieren impedir el desarrollo de México, atacar
al “presidente”, una minoría.
Es el mismo prototipo de político, como si el tiempo
no hubiera pasado. Son los mismos colores de traje, las mismas sonrisas, los
mismos ademanes; los saludos estudiados, las palabras afines, los mismo
descalificativos y el rehén siempre, siempre es México.
A este prototipo de político se suma como simple
espectador, otro más, el del ciudadano o político conservador, el anticuado,
preclerical, ciego de la realidad. El que tolera la corrupción, la violencia y
la regresión legislativa a cambio de que no toquen su religión, de que no
cierren sus iglesias, de que toleren que los representantes del catolicismo
clerical participen más en política.
El que es pobre hasta en los descalificativos, el que
siempre tiene una mala palabra para referirse a los movimientos, cuya mantra
siempre es “esa es la izquierda mexicana”. El que cree como los conservadores
de hace dos siglos, que es mejor la inmovilidad, ser acrítico, y asociarse más
con los demócrata-cristianos europeos.
Ese es quizá el error de este prototipo conservador, y
eso es en lo que fallan, pues como dice Samuel Ramos: “(…) la imitación aparece
como un mecanismo psicológico de defensa, que, al crear una apariencia de
cultura nos libera de aquel sentimiento deprimente” (El perfil del hombre y la cultura en México).
Contra ese tiempo de pensamiento es el que luchan los jóvenes,
los que agrupados en un movimiento pretender establecer derroteros que desde su
perspectiva puede transformar al país. Son ellos los que viven al país desde las
aulas, pero también desde la realidad social de un país que en los últimos 12
años tuvo estancamientos en desarrollo humano y retrocesos en su perfil de democracia.
Es pertinente ilustrar - ante los descalificativos de
todos lados- que ese es el perfil de los movimientos; los liderazgos
verticales, la diversidad de ideas, el disenso como motor, y las diferentes formas
de expresión.
En fin, contra ese tipo de pensamiento es el que
luchan los jóvenes hoy, tal y como lo hicieron hace 44 años. El 2 de octubre no
se debe olvidar, no solo por lo que ocurrió en Tlatelolco, sino porque lo que a
partir de ello surgió. Una generación de mujeres y hombres que aportaron
cambios sociales y políticos a este país.
¿Tendrán que pasar 44 años para que hagamos
reconocimiento a las exigencias del movimiento Yosoy132?
Por hoy es todo, nos leemos la próxima. Carpe diem.
1 comentario:
Maestro:
Una gran columna la que hoy nos presenta.
¡Total y absolutamente de acuerdo con sus palabras y análisis!
Eventos como el 2 de octubre de hace 44 años debemos tenerlo presente y actualizarlo para no permitir que ese pasado oscuro y corrupto siga haciendo presa a un país que nos urge en su rescate.
Un placer leerlo.
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