Hace 65 años, en abril de 1948, las delegaciones mexicanas que
discutían la Declaración Americana de Derechos y Deberes
esenciales del Hombre, en Bogotá, Colombia, recibieron la instrucción de
fijar su posición de acuerdo con los siguientes lineamientos: 1) Los derechos
humanos no deben ser objeto de una convención, sino de una simple declaración.
2) Es inadmisible la llamada protección internacional de los derechos humanos,
por lo que no puede aceptarse nada que tienda a constituir una maquinaria
internacional para proteger tales derechos.3) Debe apoyarse cualquier tendencia
en el sentido de fortalecer la protección nacional de los derechos humanos
mediante soluciones de derecho interno, tales como la institución mexicana del
juicio de amparo.
A partir de esos derroteros, la política exterior de México se
definió, durante este periodo el grado de compromiso de nuestro país con el
sistema internacional de los derechos humanos fue débil, y en ningún caso se
aceptó delegar competencias contenciosas o de supervisión a instancias
internacionales.
Durante estas décadas y en el marco de su vocación cerrada y
legalista, los gobiernos de México tuvieron presencia tanto en las
negociaciones de los instrumentos jurídicos internacionales y organismos como
la Comisión de Derechos Humanos de Naciones Unidas.
Muy al estilo de los gobiernos priístas, aunque México no se
planteó ser país líder en esta materia, tampoco dejó de reaccionar y operar
sobre temas y en momentos clave del desarrollo del régimen regional y universal
de los derechos humanos.
Conforme avanzaba el tiempo y en la medida que el régimen
internacional de los derechos humanos fue evolucionando hacia un mayor grado de
precisión, la posición de México comenzó a enredarse.
Mantener un enfoque hipócrita ya no le funcionaba al gobierno
del México de esos años. Cada vez era más difícil hacer coincidir el discurso
de respaldo a los derechos humanos con su soberanismo defensivo de no
intromisión de organismos internacionales en la vida política de nuestro país.
Después de más de 20 años de la postura que nuestro país sostuvo
en Bogotá sobre este tipo de Derechos -abril de 1948- México participó a
fondo en las discusiones de la redacción final de la Convención Americana sobre
Derechos Humanos en 1969.
Parecía que esos 20 años no le habían servido al país en nada.
Después de más de dos décadas, el gobierno mexicano mantenía su postura de
restringir las facultades que el anteproyecto original contemplaba para la
Comisión Interamericana de Derechos Humanos, por ello cabildeó intensamente en
contra del establecimiento de una Corte Interamericana de Derechos Humanos con
competencia jurisdiccional obligatoria.
Así, el México de la hegemonía ganaba otra, pues se disminuyeron
las facultades de la Comisión y se estableció que su jurisdicción tendría un
carácter optativo. Un paso atrás en materia de derechos humanos. El no a los
derechos humanos.
Continuaremos con este tema más adelante, por hoy es todo, nos
leemos la próxima. Carpe diem.
4 comentarios:
Derechos Humanos es una más de las asignaturas a nivel global y no se diga en este #MéxicoLindoyHerido.
Muy buena columna Doctor. Atenta a leer Iusfilosofando.
saludos, gracias Maestro, tal pareciera que es y seguirá siendo la asignatura pendiente, nos toca impulsar
Óscar Sánchez
Gracias Samuel, por compartir tu excelente columna periodística, felíz día, un abrazo fuerte.
Vianey Pizarro
Los derechos humanos en Mexico siguen siendo una utopia; pues la comision en donde debe de actuar y hacer valer las pocas facultades q se le han otorgado no actúa, se queda impavida viendo como de atropellan o violentan los derechos basicos de pueblos indigenas desvalidos de las garantias mas basicas; en cambio, donde no deberia tener tanta ingerencia, como es en la educacion familiar o escolar, uff! han conseguido engrandecer gente soberibia y empoderar a los incultos... Hace falta mucho que hacer, mucho que explicar, mucho que aclarar en cuestion de derechos Humanos y DEBERES humanos...
Como siempre un Plaser leer Iusfilosofando Dr. Saludos
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