En el discurso de la
priorización de los derechos humanos está presente la movilización de los
ciudadanos para hacer exigibles los derechos que eventualmente ellos consideran
vulnerados. Así encontramos que antes de hacerlos exigibles por vías
jurisdiccionales,- opción que generalmente está acompañada de procedimientos
que no comprende fácilmente el ciudadano promedio- los mexicanos optan por la
manifestación pública como acto para fijar posición o exigir el cumplimiento.
Kelsen señala que:
"una conducta sólo puede tener valor moral, cuando no sólo su motivo, sino
también la conducta misma corresponde a una norma moral". (Teoría pura del Derecho: 1993)
En el lenguaje común a veces no se distingue entre los términos
“moral” y ética”. Ambos, son usados indistintamente, por la mayoría de la
sociedad para hacer referencia a normas, conductas y comportamientos del ser
humano. Etimológicamente ambos términos se refieren, respectivamente, a mores o ethos, al comportamiento o conducta del ser humano conectado a las
costumbres, a los hábitos y al carácter de los individuos.
La ética tiene
por objeto el análisis de las virtudes, la búsqueda de la felicidad y la
consideración de qué sea la justicia, la que haga que el individuo llamado
hombre pueda ser feliz, en suma: la vida buena del ser humano.
En este orden de ideas, la desobediencia civil puede jugar un
papel importante al momento de hacer exigibles los derechos consagrados en la
Constitución y más aún, puede ser un instrumento del restablecimiento de la
constitucionalidad que se basa en el compromiso ético-moral de la desobediencia
civil.
Dice Maestre que: “El desobediente realiza un acto
público, un acto que pertenece a la esfera pública entendida como el lugar donde
los ciudadanos en condiciones de igualdad y libertad cuestionan cualquier norma
que no haya tenido su origen y ratificación en ellos mismos”. (“Jürgen
Habermas: esferas pública y desobediencia civil”:1999)
Eso es precisamente lo que ocurre
con los movimientos alternativos que se están gestando en el país, el de los
maestros, el de quienes se resisten a la privatización del petróleo, y el de
los que no aceptan seguir siendo contribuyentes cautivos.
Sino entendemos que manifestarnos
es un derechos consagrado en la Constitución, por más que afecte otros derechos
paralelos, cederemos libertad al pensamiento único y la mass media; sino entendemos que gracias a los movimientos
alternativos de resistencia, se han gestado grandes cambios en la patria, será mejor
que nos vayamos preparando para los peores escenarios, esos donde se impone la
voluntad de los poderes fácticos sin mayor oposición. Esos donde la patria va a
la deriva, un escenario así a nadie conviene.
Por hoy es todo, nos leemos la
próxima. Carpe diem.
2 comentarios:
Muy buen texto Doctor.
Comparto su visión.Ceder derechos momentáneamente para obtener mayores libertades.
Un placer leerlo.
Doctor:
Una columna muy ilustrativa, estoy de acuerdo con La Dra Bárbara a veces hay que ceder algunos derechos para ganar otros.
Muy buen texto.
Jorge
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