Pocos recuerdan ya el origen del Partido Verde
Ecologista de México, y como cual reptil ha logrado sobrevivir en la selva
electoral mexicana. Su política de camaleón le ha permitido adecuarse a los
momentos y circunstancias que mejor les ha convenido a sus dirigentes.
Fue en 1986 cuando Jorge González Torres –un
expriista, licenciado en
Relaciones Industriales- tuvo la idea de fundar al entonces Partido Verde Mexicano (PVM) participando en las elecciones federales de aquél histórico 06 de julio de 1988, formando
parte del Frente Democrático Nacional. Esa fue
su primara alianza y el momento en que descubrió que éstas, lo mantendrían
vivo.
En 1991 participó por
primera vez de forma independiente, y ahí descubrió que estando solo, en la arena
política no tendría futuro pues no alcanzó el porcentaje necesario para
mantener su registro y se le condicionó su existencia. De esta manera obtuvo de
forma correcta su registro dos años más tarde, pero con un nombre diferente, y
que es el que actualmente conocemos: Partido Verde Ecologista de México.
Desde su fundación, el Partido del tucán ha funcionado como un negocio
familiar, primero Jorge González Torres, después Jorge Emilio González
Martínez; donde siempre se ha hecho lo que esa familia determina; y es manejado
como negocio familiar. A través del tiempo se ha invitado a otras familias y
amigos, así funciona el verde.
Mantener su registro tras las elecciones de 1994
y 1997, hicieron a los González, muy atrevidos; en el 2000 se aliaron al PAN
bajo el nombre Alianza por el Cambio
y tras el triunfo de esta alianza los verdes esperaban posiciones relevantes en
el gabinete foxista, pero tras no obtener resultados se deslindaron del hombre
de las botas un año después, argumentando incumplimiento de acuerdos.
Desde 2003, es aliado consanguíneo del PRI y
aunque en 2006 postuló como candidato presidencial a Bernardo de la Garza , fue obvio que su
nombramiento era una carta de negociación para dar paso a la alianza, la que
obtuvo al retirar su registro y apoyar a Roberto Madrazo, pero en esta ocasión
su alianza no le trajo dividendos satisfactorios.
Para la elección de 2012, fueron los primeros en
respaldar al señor Peña y en apostar a una inmensa y grosera campaña en medios
para posesionarse políticamente, lo que trajo como consecuencia una multa de 57
mil 460 pesos contra la dirigencia del PVEM, por faltar a sus obligaciones con
la autoridad electoral en materia de transparencia y el acceso a la información.
El PVEM se ha caracterizado por la burda forma en
como realiza sus campañas, tanto en medios masivos como en sus slogans de campaña, la forma en como ha
negociado con Televisa y Tv azteca, publicidad a precio de risa y la manera en
cómo ha obtenido recursos de forma ilícita de la Cámara de Diputados – vía su
fracción parlamentaria- para financiar sus campañas.
Los del Verde han sido cuestionados por partidos,
medios y ciudadanos; y sancionados en no pocas ocasiones por la autoridad
electoral, pero eso es lo de menos cuando las arcas de ese partido están dispuestas
a enfrentar sanción y recurrir al Tribunal Electoral para salir de la
penalización impuesta. Han tejido una red que les ha permitido incluso postular
a familiares de directivos de televisoras como el caso de Ninfa Salinas Sada.
Pero los temas de recursos indebidos en campañas no
es lo más escandaloso, el “Niño verde”
ha sido señalado de corrupción, tráfico de influencias, enriquecimiento
ilícito, y hasta de la misteriosa muerte de Galina Chankova Chaneva, en su
departamento de Quintana Roo. Su relación política le permitió salir librado de
las acusaciones y exonerado por la procuraduría de ese Estado.
Hoy el verde parece estar incontenible, no solo
ostenta la gubernatura –cedida por el PRI- de Chiapas, sino que en la elección
local pasada quedó claro lo que en debates del Consejo General del INE debatían
los representantes de partidos, el PVEM es el PRI pero “más barato”.
Lo verdaderamente grotesco fue el resultado de la
elección por la alcaldía de Tuxtla Gutiérrez; el PVEM, junto con sus aliados “obtuvieron”
cerca de un millón 400 mil votos, frente a los 115 de su más cercano
contrincante el PRD. ¿De verdad es creíble esta cifra en los tiempos abstencionistas
que vivimos? Desde luego que esa elección sirvió a Velasco Coello de plataforma
para ofertar caro su amor al PRI y venderse como “ganador”, buscando en su
reducto de inteligencia ser candidato de una alianza presidencial PVEM-PRI donde él sea el candidato. Desde
luego eso está muy lejos de la realidad; lo que no está lejos de contexto, es
que los verdes han demostrado que pueden superar al PRI en sus fechorías y que
la amenaza verde es una realidad.
Por hoy es todo, nos leemos la próxima. Carpe diem.
3 comentarios:
Doctor,
Magnífico texto, constituye un retrato de un partido satélite que aún con su pequeñez ha logrado hacer daño. Ahí tenemos a Chiapas y un “gobernador” que dista de conocer la realidad, quien en su imaginario colectivo ya está encaminado rumbo a la grande –en 2018- con su actriz cedida por Televisa.
Desde mi palestra, apoyo activamente que se quite el registro a este partido. Sigamos en esa línea.
Muy de acuerdo con lo que señala Doctor, ese tipo de partidos solo dañas a México y a los mexicanos, deberían desaparecer, por eso yo digo, quítenle el registro al verde.
Mónica
Dr, buena informacion nos comparte de esta fabrica familiar como usted lo menciona, gracuias un abrazo.
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