CINISMO LEGISLATIVO

El peor cinismo: creer en la suerte

Joyce Carol

La Constitución de nuestro país establece en su artículo 71 que “El derecho de iniciar leyes o decretos compete: I. Al Presidente de la República; II. A los Diputados y Senadores al Congreso de la Unión; y III. A las Legislaturas de los Estados.”

Ese mismo espíritu se reproduce en las constituciones de los estados de todo el país, bajo la dinámica de que corresponde a los diputados locales y al gobernador del estado; algunos estados incluyen la iniciativa popular y dan la opción para que ciudadanos puedan presentar iniciativas de ley al poder legislativo local.

Los legisladores, tanto en al ámbito federal como local, disponen entre sus prerrogativas de contar con apoyo parlamentario institucional, es decir, con el apoyo de personas cuya labor es la investigación legislativa. El congreso de la unión tiene centros de estudio e instituto de investigaciones y en lo local algunos congresos han transitado hacia ese logro, constituir institutos de investigación legislativa.

A la par de estos apoyos institucionales los legisladores disponen de una partida ara apoyo legislativo entre la cual se considera pago a equipo de asesores que deberán apoyarlo en su labor; la partida no es despreciable, algunos diputados suelen integrar un gran equipo con gente limitada en conocimientos que funciona mas como “tráemelo todo”, chofer o carga maletas, que como asesor. Otros tantos legisladores optan por contratar a pocos asesores bien pagados y con buena formación para apoyarlos en su labor (estos son pocos) pero existe otra tipología; la de legisladores que contratan pocos asesores les pagan mal y se quedan con el resto del recurso del apoyo parlamentario para gastarlo en sus satisfactores personales.

Cuando un legislador actualiza la primera y la ultima hipótesis, es decir, contar con muchos mal pagados que no saben; o con pocos mal pagados con capacidades para otras cosas pero no como asesores parlamentarios, se suelen documentar casos que indignan la inteligencia del elector que voto por él.

Cuando el legislador limitado en conocimientos y limitado en capacidades, opta por erigirse en el gran creador de leyes con la ayuda de Mr. Google, y el apoyo de Don plagio, las cosas se ponen complicadas. Y en nuestro país ese fenómeno no esta exento de protagonismos de ese tipo.

Dice la Real Academia Española que plagio  es  la acción de “copiar en lo sustancial obras ajenas, dándolas como propias”. Desde la perspectiva jurídica plagio es una infracción al derecho de autor, cuando se presenta una obra ajena como propia u original.

Veamos algunos ejemplos encontrados a lo largo y ancho de esta patria.

En Julio del año pasado, se documento como la ahora candidata a senadora por lista nacional, la panista Marina Gómez del Campo – prima por afinidad de Felipe Calderón- plagió el documento Guía básica de prevención de la violencia en el ámbito escolar de la Secretaría de Educación Pública, para la elaboración de su iniciativa sobre la Ley de Convivencia y Atención del Acoso Escolar para el Distrito Federal. A Marianita, se le hizo fácil catalogar a sus compañeros de asamblea y a los habitantes del DF como ignorantes, al pensar que no seria descubierta su “gran labor” como legisladora.

Otro caso ilustrativo es el de la diputada local de Oaxaca, la priísta Carolina Aparicio, quien tuvo la osadía de presentar una iniciativa de la Ley Forestal, que le fue rechazada al descubrirse que era la misma -con algunas pequeñas modificaciones claro- que la presentada 8 años antes por el Consejo Estatal Forestal de ese estado.

Un caso más del cinismo legislativo lo protagoniza el diputado verde de Zacatecas Xerardo Ramírez Muñoz, quien presentó en octubre del año pasado, iniciativa de Ley de Aguas para el Estado de Zacatecas, y que plagió a su compañero de legislatura el perredista, Gerardo Romo Fonseca.   

En San Luis potosí tampoco se quedan atrás, en octubre del año pasado el diputado del PRI José Everardo Nava Gómez copió la Ley de Procesos Productivos Eficientes del Estado de Hidalgo para adecuarla -con algunos errores- a su estado natal San Luis Potosí. El punto es que la ley copiada, había sido publicada en Hidalgo pocos meses atrás - febrero de ese mismo año- y Nava Gómez asumió que nadie se daría cuenta.

Pero quizá la perla local se la lleve la otrora diputada local de Jalisco, la panista Cecilia Carreón Chávez que integró la LVII legislatura- actualmente en Jalisco esta la LIX legislatura- y que decidió presentar  una iniciativa que pretendía blindar a la familia bajo una iniciativa de ley sobre derechos de la familia que era una copia fiel de la carta de derechos de la familia del Vaticano, al ser descubierta la inspirada exlegisladora, no le quedo más que culpar a sus asesores por dicha responsabilidad.

Pero si esto indigna en el ámbito local, no podemos hacer lo menos cuando el plagio opera, en el ámbito de lo federal y cuando del Senado de la República hablamos. Resulta que la fracción parlamentaria del PRD denunció que el equipo de asesores del PRI en esa Cámara, plagio su iniciativa de ley para regular las casas de empeño.

El Plagio que el PRI hizo al PRD en el Senado, corresponde en 90% de la iniciativa, dice Leticia Robles de la Rosa del Excélsior, que el PRI “sólo le hizo 24 cambios mínimos en 78 artículos y cuatro transitorios”. ¿Será acaso que con este equipo de trabajo pensaba disputar la candidatura del PRI a la presidencia Don Betrone? ¿O son quizá los asesores en materia legislativa con los que contará el señor PENA Nieto?

En fin, aquí la documentación de como el cinismo legislativo se da en los diferentes ámbitos, y de quienes y que partidos son sus protagonistas. Así que al momento de enfrentar a la boleta el próximo 1° de julio, recuerden este bochornoso momento.

Por hoy es todo, nos leemos la próxima. Carpe diem.