Hace 45 años se tomó la
decisión de utilizar al ejército mexicano para calmar a un movimiento que
aunque fundamentalmente estudiantil había sido rebasado y sus demandas eran
reclamos sociales de una comunidad que propugnaban por derechos civiles y
políticos que hoy gozamos.
El movimiento estudiantil de aquella época, no terminó con la
matanza de estudiantes, obreros y padres de familia que también participaban en
la movilización. Hoy atestiguamos otros movimientos, que de igual forma luchan
contra la imposición del pensamiento único.
Para descalificar a los movimientos sociales, se utiliza el
mismo script, aparece el mismo prototipo de político, como si
el tiempo no hubiera pasado. Son los mismos colores de traje, las mismas
sonrisas, los mismos ademanes; los saludos estudiados, las palabras afines, los
mismos descalificativos y el rehén siempre, siempre es México.
Pero hoy no quiero referirme a ese 2 de octubre mexicano, sino a
otro el 2 de Octubre, el de 1869; fecha en que nació Mohandas Karamchand Gandhi
en Porbandar (actual estado de Gujarat) India. Este personaje que estudió
derecho en el University College de Londres y que intentó
ejercer como abogado en Bombay sin éxito tras sufrir actos de racismo,
acuñó el término, Satyagraha.
Mahatma Gandhi como se le conoce, quedó horrorizado por la
negación de las libertades civiles y de los derechos políticos de los
inmigrantes indios en Sudáfrica. Creía que el modo en que la gente se comporta
vale más que lo que consigue. Satyagraha (abrazo de la
verdad), método de acción social directa basado en los principios del coraje,
la no-violencia y la verdad.
Gandhi luchó por 25 años con indomable energía para
convencer a todo el país, de rechazar los tejidos extranjeros en beneficio del
algodón crudo hilado en millones de ruecas.
Nuestro país, tiene más de tres décadas supeditado a
los lineamientos internacionales del neoliberalismo, y ahora que se avecinan
nuevas luchas, nuevas causas y más batallas, bien vale la pena echarle un
vistazo al pensamiento de Gandhi.
Y eso es para todos, tanto para quienes se encuentran en los
movimientos sociales como para quienes están fuera de ellos y prefieren
descalificar prima facie. A los que actúan como dice Samuel
Ramos por la imitación a personajes conservadores, pensando en la imitación:
“(…) como un mecanismo psicológico de defensa, que, al crear una apariencia de
cultura nos libera de aquel sentimiento deprimente” (El perfil del hombre y la
cultura en México).
En fin, contra ese tipo de pensamiento es el que luchan los que
hoy se encuentran en los movimientos sociales, hoy, tal y como lo hicieron hace
45 años, hay que dimensionar las causas más allá de lo inmediato.
Por hoy es todo, nos leemos la próxima. Carpe diem.
1 comentario:
Doctor, interesante análisis el que hoy nos presenta en su #Iusfilosofando.
Es imperativo hoy más que nunca conocer el Satyagraha, incorporar sus postulados y seguir, desde nuestras trincheras, luchando por desterrar el pensamiento único.
Muy buen texto. Un placer leerlo e intercambiar puntos de vista.
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