Una cosa no es justa por el hecho de ser ley.
Debe ser ley porque es justa.
Montesquieu
Los principios liberales del Estado de
Derecho se da en lo que se conoce como Rule
of the Law (gobierno de la ley), que es la definición de la tradición
política y jurídica anglosajona del marco institucional y legal de protección
de las libertades. En este sentido el gobierno de la ley tendría dos sentidos
particulares:
1) La idea de que la ley excluye el
ejercicio del poder arbitrario; en consecuencia, el castigo arbitrario
infligido a los ciudadanos sólo por la voluntad del poder o por una burocracia
sin control es incongruente con el gobierno de una ley regular, y 2) el
gobierno de la ley sostiene la igualdad de todas las personas ante la ley y la
sujeción de gobernados y gobernantes a la ley ordinaria aplicada por tribunales
ordinarios. (Rodríguez Zepeda: Estado de Derecho y democracia)
El
concepto de Estado de Derecho como gobierno de la ley depende, fundamentalmente
de la idea política que los ciudadanos debemos tener sobre la necesidad de un
gobierno limitado; de que el ejercicio y existencia de un Estado cae en el
terreno jurídico.
Es por
esta razón, que la noción de Estado de derecho ha sido muchas veces restringida
a la doctrina jurídica; pero ello ha limitado no sólo la comprensión de su
complejidad histórica, social y política, sino que ha llevado a
algunos intentos de justificación de regímenes autoritarios o despóticos con
sistemas legales coherentes bajo el argumento de que en ellos prevalece la
legalidad en el control de la vida social.
Y un
ejemplo caro de ello, es lo ocurrido con las declaraciones de Felipe Calderón
en su visita a Papantla Veracruz (la tierra de la vainilla). Aferrado a querer “tomar
el toro por los cuernos” en el caso Cassez, Calderón afirmo que “nunca la interpretación de la ley
sea la rendija por donde escape, nuevamente, la impunidad”.
El llamado del señor Calderón Hinojosa no es menos que
incongruente, sus declaraciones sobre impunidad están en consonancia con la
forma en que se ha desarrollado su sexenio. Habla de impunidad teniendo a un
lado a García Luna -ingeniero mecánico venido a secretario de seguridad federal –
el principal sospechoso de gastos abusivos, exceso de violencia y el espectáculo
mediático como política de seguridad. Calderón Hinojosa habla de impunidad y un
ejemplo claro de como aplicarla es manteniendo a García Luna en la secretaria
de seguridad pública.
En su concepción sumamente básica de justicia: “dar a cada
quien lo que le corresponde de acuerdo a su propio derecho”. Calderón olvida
que desde que inicio su “guerra que no es guerra”; los familiares de los “daños
colaterales”, víctimas del ejército o de la delincuencia, han reclamado eso que
expresa con tanta simpleza: justicia.
Al
hablar de justicia, Calderón sólo describe lo que ha faltado en este sexenio;
al referir impunidad, detalla el principal elemento de su mandato. El
michoacano que en agosto cumplirá 50 años, olvida que el gobierno de la ley
supone la existencia de una cultura política de la legalidad que haga de cada individuo
un verdadero ciudadano y no un simple espectador de los discursos incongruentes
de quien pretende presionar a la Suprema Corte con sus declaraciones.
En fin,
este es el sexenio de la justicia suprimida y de la impunidad manifiesta; el
sexenio de la incongruencia, la violencia, la miseria e inseguridad. El sexenio
donde el gobierno de la ley, estuvo siempre ausente.
Por hoy es todo, nos leemos la próxima. Carpe diem.
2 comentarios:
Maestro:
Total y abosolutamente de acuerdo con su Iusfilosofando de este día.
Diría que en ese devenir de injusticias e impunidad constantes; este sexenio tiene el sello del retroceso.
Un placer leer y compartir en este espacio.
Un fortísimo abrazo.
Es inaudito que este hombre -Calderón- maneje al país a su arbitrio sin tener una idea clara lo que ello significa y mucho menos las consecuencias que ya se dejan ver ahora que ya casi se vá. Lo más lamentable es que de todos los poderes no haya uno solo que le ponga un alto ni siquiera el del pueblo.
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