iusfilosofando

martes, 27 de marzo de 2012

PODER Y DERECHO



El poder muestra al hombre
Warren Bennis

El término poder proviene del latín possum – potes – potuī - posse, que de manera general significa ser capaz, tener fuerza para algo, o lo que es lo mismo, ser potente para lograr el dominio o posesión de un objeto físico o concreto, o para el desarrollo de tipo moral, político o científico.  El verbo se identifica con el vocablo potestas que se traduce en potestad, potencia, poderío, el cual se utiliza como homólogo de facultas que significa posibilidad, capacidad, virtud, talento.
El término possum recoge la idea de ser potente o capaz pero también alude a tener influencia, imponerse, ser eficaz entre otras interpretaciones.
Los acontecimientos de la semana pasada sobre poder y religión, nos llevan a la necesidad de retomar la discusión sobre el Estado de derecho. La doctrina exige que el principio que inspire toda acción estatal consista en la subordinación de todo poder al derecho. Pero esta subordinación sólo es posible gracias a un proceso histórico de constitucionalización de las normas que limitan al poder político. Por ello, el llamado constitucionalismo moderno, es inseparable de los fundamentos ético-políticos del Estado de derecho.
El ejemplo más claro de la vulneración al Estado de derecho lo representa el ingeniero mecánico venido a súper secretario de Estado -me refiero a García Luna- y el caso es como este secretario ha metido en problemas a su jefe -el titular de poder ejecutivo- y ha ejercido presión sobre la Suprema Corte.
Es cierto, como dice la teoría, que la soberanía no agota de manera alguna el terreno del poder, pero si concentra nuestra atención la forma peligrosa que el poder puede adquirir cuando se concentra en manos de alguien a quien no se puede supervisar. Al respecto viene bien referir a Walzer cuando afirma:
El poder del Estado se ve colonizado por la riqueza material, el talento, la sangre o el sexo; y una vez colonizado, rara vez tiene límite. De modo alternativo el poder del Estado es en sí mismo imperialista, sus agentes son tiranos con plenos derechos: no velan por las esferas de la distribución sino que irrumpen en ellas; no defienden los significados sociales sino que los pisotean.  (WALZER, Michael: Las esferas de la justicia)
Tomar en sentido estricto la afirmación anterior puede parecer catastrófico, pero tal afirmación pervive a través de los siglos y parece no cambiar, los factores reales de poder o poderes facticos se hacen presentes en nuestra vida diaria.
Para muestras de ello hay dos casos: 1) la forma en como los medios televisivos –televisa y tv azteca- dieron forma al supuesto rescate donde Florence Cassez; y 2) La omisión que esos y otros medios hicieron de la no reunión entre Benedicto XVI y las victimas de pederastia de Marcial Maciel.
México ha sido el único país que ha visitado el representante del Vaticano sin reunirse con los dolientes, y en ellos esos medios que referí no tuvieron comentario.
No pretendo aquí, centrarme en el análisis que sobre el poder realiza Michael Foucault, no obstante su visión sea diferente a las concepciones que conocemos, sirva la referencia que de manera acertada presenta Ávila-Fuenmayor quien sostiene al respecto:
Para Foucault, el poder no es algo que posee la clase dominante; postula que no es una propiedad sino que es una estrategia. Es decir, el poder no se posee, se ejerce. En tal sentido, sus efectos no son atribuibles a una apropiación sino a ciertos dispositivos que le permiten funcionar plenamente. Pero además, postula que el Estado no es de ninguna manera, el lugar privilegiado del poder sino que es un efecto de conjunto, por lo que hay que estudiar lo que él llama sus hogares moleculares. (ÁVILA Fuenmayor, Francisco: “El concepto de poder en Michel Foucault” en A Parte Rei)
Indudablemente esta referencia sigue siendo aplicable, no solo hasta nuestros días no que en nuestro país; así mientras se reúne un numeroso grupo de mexicanos a recibir al representante de otro Estado; nadie exige el cumplimiento del estado de derecho, estatus en el cual el derecho es el único que puede detener al poder desbordado. ¿Ustedes que creen?
Por hoy es todo nos leemos la próxima. Carpe diem.

1 comentario:

@BarbaraCabrera dijo...

Maestro:

Un gran texto el que hoy nos presenta en su Columna Iusfilosofando.

Necesitamos definitivamente generar y provocar mayor conciencia en los asuntos estatales y dejar en otro terreno lo que tiene que ver con la religión.

Urge resolver problemas que ahora aquejan a este México lindo aún herido. Aunque algunos los dejan en el cajón para rendir pleitesía determinados personajes.
Un placer leer y comentar sus columnas.

Un abrazo.