“No me voy a
enfrentar con nadie, voy a participar en la próxima renovación del partido, voy
a dar mi voto, voy a tener candidato y lo que digan los compañeros. Cheques en
blanco para nadie”
Cárdenas Solórzano
Iniciamos la semana con una mala
noticia, todo hacía suponer que el grupo de Nueva Izquierda (mejor conocida
como los chuchos) corriente interna del PRD, había convencido a
Cuauhtémoc Cárdenas, de buscar la dirigencia nacional del PRD a cambio de
modificar los estatutos y abrir así esta posibilidad.
Aunque el argumento es buscar “un
partido fuerte y una candidatura de consenso”; lo cierto es que resulta una
incongruencia modificar el estatuto para permitir que los expresidentes
nacionales vuelvan a dirigir al PRD, y no porque esté en contra de la reelección,
sino porque no es posible reformar con dedicatoria.
La semana iniciaba, -después de la
presencia de Cárdenas con los chuchos en el zócalo capitalino- con la promesa
de reformar el artículo 107 de los estatutos que le permitirían el
heredero de la dinastía Cárdenas dirigir nuevamente al PRD.
Pero la emboscada era más que obvia,
los chuchos apoyarían a Cárdenas para modificar el estatuto, le darían a
Cuauhtémoc la presidencia y se quedarían con el consejo Nacional y con el
Comité Ejecutivo Nacional; Cárdenas sería solo el monito decorativo del pastel
y el PRD seguiría siendo lo que ha sido hasta ahora: una extensión del
peñanietismo, en su versión amarilla.
Aunque Cárdenas Solórzano, fundador
del PRD y tres veces candidato presidencial, escuchó por un rato el canto de
las sirenas chuchistas, ayer corrigió el rumbo, al declinar de facto sus
posibles aspiraciones.
Ahora bien Cuauhtémoc no es inocente
del todo, un par de datos para la desmemoria: 1) en junio de 2006 aceptó la
invitación de Vicente Fox a presidir la Comisión organizadora de la conmemoración
del bicentenario del inicio de la Independencia y centenario de la revolución,
a la cual renuncio apenas cinco meses después. 2) Fue durante el VIII Congreso
Nacional –en marzo de 2004- que presentó su renuncia con carácter de
irrevocable al Consejo Nacional del PRD y a la Comisión Política Consultiva,
según argumentaba, por mantener congruencia con sus principios.
En realidad la renuncia de Cárdenas,
se debió a que el entonces presidente del PRD Leonel Godoy no atendió la
propuesta de “reestructuración del PRD desde cero” y la dimisión de los
“máximos líderes del partido” así como dar “plenas facultades” a Leonel Godoy,
presidente del partido, para sustituirlos.
La cereza del pastel fue que La
Jornada publico el 28 de marzo de 2004, una nota en la que aparecían
declaraciones de Godoy Rangel que afirmaban: “Lo que no haré, -aclara- es
adoptar la propuesta de Cuauhtémoc Cárdenas de reestructurar las instancias de
dirección, que todos renuncien y yo nombre nuevos liderazgos. Eso me
convertiría en un dictadorzuelo."
Y Leonel tenía razón, no solo porque
no quisiera, sino porque las corrientes no se lo permitirían. Hoy, nueve años
después, Cárdenas repite la propuesta sobre las presidencias de los Comités
Ejecutivos: “Las cabezas de estos organismos, fundamentales en la conducción
del partido, deben tener libertad para integrar los equipos de dirección, con
aprobación de los consejos correspondientes”.
En su Congreso Nacional número 14 y a
sus 25 años de vida. El PRD debate su permanencia en el Pacto por
México, unos -Nueva Izquierda, ADN, Foro Nuevo Sol y Movimiento Patria Digna-
suplican quedarse, otros -IDN, Movimiento Progresista, IRM, UDENA y REDIR-
exigen abandonarlo.
La crisis del PRD de hace nueve años,
se vuelve a hacer latente, solo que hay un factor que cambia las cosas, en
aquel momento el gobierno de derecha era el adversario político, hoy el
gobierno priísta es el aliado del PRD chuchista. Un PRD cuya dirigencia compite
con el gris opaco de los trajes de líder nacional.
México presencia hoy, una izquierda
electoral alejada, que no defiende los intereses de sus simpatizantes, que da
la espalda a quienes militan en él, que vulnera principios ideológicos; que
prefiere reflectores a congruencia.
El PRD naranja, es un partido que no
sirve, que no es útil ni como franquicia, porque no gana. Es un partido
aletargado como su dirigencia, incapaz, iletrado. El PRD naranja de hoy,
gracias a su chuchista dirigencia, traicionó a sus fundadores y sus militantes
actuales, es un partido que se entrega sin condición a los derroteros que
desde Los Pinos se dictan.
México necesita más que eso, por el
bien de todos. La historia ya ha demostrado que las hegemonías son malas. Pero
el futuro de ese partido está entre sus congresistas. Por hoy es todo, nos
leemos la próxima. Carpe diem.
2 comentarios:
Doctor, no cabe duda que la clase política es especialista en complicarlo todo. Los amarillos con las tonalidades que nos detalla son ejemplo de ello.
Muy buen texto. Un placer leerle.
Los principios dogmáticos q los partidos políticos magnifican en sus estatutos, no son nada cuando d su conveniencia se trata
rafael ortiz
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